¿El ser humano es incapaz de Amar y Egoísta por naturaleza?

Hace poco más de 1 año, en una de esas discusiones que cambian a las personas incluso sin querer, alguien me dijo: “los seres humanos no sabemos amar de verdad y probablemente nunca experimentaremos el amor. De hecho, el ser humano es incapaz de amar». Era un lunes por la noche, y los lunes realmente parecen dominarnos, y algo en mí cambió allí.

Después de todo, no quiero vivir en un mundo en el que no seamos capaces de amar, no quiero vivir en un mundo sin amor. Y ahí surgieron proyectos e ideas, sin saber muy bien a dónde ir, pero seguro dónde no quería quedarme.

Para llegar al mundo en el que quiero vivir sería necesario, si no un milagro, una gran transición, que unos meses después entendí que sería una transición del miedo al amor.

Una vida basada en el miedo

Miedo

Miedo a envejecer y miedo a morir temprano. Miedo a quedarse desempleado y miedo a trabajar en un trabajo aburrido. Miedo al compromiso y miedo a no volver a enamorarse nunca más. Miedo a nuestros jefes y miedo a nuestros empleados. Y como no, miedo a sentirse solo.

Si nos detenemos a observar, el miedo está en todas partes. Desde que Eva se comió la fruta prohibida. Incluso cuando miramos veinte minutos del Jornal Nacional, el miedo está ahí, susurrando algo muy molesto en nuestros oídos. Está en la ciencia, en la religión, en el sistema económico, en los discursos de las abuelas preocupadas por el futuro de su descendencia.

El miedo está en la base de la historia que contamos sobre qué es ser humano y qué es vivir en este mundo: nos percibimos como seres separados, vemos todos los recursos como escasos, entendemos el mundo como algo hostil y competitivo. Un lugar donde gana el más fuerte y pensamos que no podemos confiar en las personas (ni siquiera en las que se acuestan con nosotros en nuestras camas al anochecer). Y cuando contamos la historia de esta manera, afecta toda nuestra vida: la forma en que creamos negocios, cómo nos relacionamos, cómo pensamos, cómo actuamos e incluso, cómo nos sentimos.

La influencia del miedo a la vida

Nuestro miedo hace que intentemos sujetarlo todo con demasiada fuerza. Y así nos apegamos a la vida, intentamos planificarlo todo, hasta los más mínimos detalles. Creamos muros (en nuestros hogares, en nuestras opiniones y en nuestras vidas) y, obsesionados con nuestra propia felicidad (al fin y al cabo, ¿quién nos protegerá o favorecerá?), Nos volvemos altamente egoístas pensando siempre en cómo las situaciones nos afectarán positiva o negativamente.

Ligado a la historia del miedo viene la historia de la separación y la dominación. Historias que tienen detrás un carácter violento y explotador que dificulta la vivencia del acto genuino de dar. Con esta mentalidad, cuando damos lo que sea (tiempo, atención, cariño, fuerza creativa, etc.), entendemos que nos falta algo. Entonces, esperamos recuperar algo y/o ponernos en la posición del donante lesionado (» Hice tanto por ti, ¿por qué no puedes hacer esto por mí? «). Cuando tenemos miedo, no sentimos el carácter productivo de dar y por eso nos volvemos verdaderamente incapaces de amar. El ser humano es incapaz de amar, porque es egoísta por naturaleza.

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